Shuppiluliuma
I fue un rey hitita (Estado de la Antigüedad que tiene origen cercano al siglo
XVII a.C. y que sucumbió cerca del s. XII a.C., cuyo su núcleo político estaba
en Anatolia y su capital era Hattusa) desde el año 1375 a.C. hasta el 1322
a.C., es considerado primer rey del Nuevo Imperio Hitita.
Shuppiluliuma
destacó pronto por sus habilidades militares, sobre todo en las campañas contra
los kaskas y las expediciones contra los reinos de Arzawa y las potencias
vasallas de la frontera. A pesar de sus habilidades, no fue el heredero de su
padre, lo que posiblemente lo hizo partícipe de la conspiración contra
Tudhaliya el Joven, su hermano, ya que a partir de aquí comenzó su reinado.
Cuando
accedió al trono tuvo que hacer frente a las invasiones de la frontera oriental
por Isuwa, aliados de Mitanni y aunque consiguió frenarlas, sus ataques no
fueron capaces de derrotarlos. Así pues, Shuppiluluima optó por la diplomacia y
firmó una alianza con los casitas de Babilonia, fomentando una guerra civil
interna entre los distintos pretendientes al trono de Mitanni y así debilitar
al reino enemigo.
Para
organizar las conquistas hititas se crearon dos virreinatos, Karkemish y Alepo,
convirtiéndose en una importante institución para controlar la frontera
oriental del imperio. Gracias a estos, Shuppiluliuma pudo dedicarse a controlar
a los kaskas y a los reinos de Arzawa.
La
gran expansión militar provocó hostilidades en sus vecinos, Asiria y Egipto.
Asiria intentó aprovecharse de la desaparición de Mitanni, pero no consiguieron
mucho por la presencia militar hitita.
En
el caso de Egipto, consideró el dominio hitita sobre Qadesh como una ofensa y
preparó sus esfuerzos militares para la reconquista, pero, la muerte de
Tutankamón provocó que su viuda, Dahamunzu, solicitase para el trono egipcio a
un hijo de Shuppiluliuma aunque este fue asesinado durante el viaje. El rey
hitita declaró la guerra a Egipto capturando varias ciudades y prisioneros,
esto dará lugar a la batalla de Qadesh.
Murió
a causa de una epidemia de viruela traída por prisioneros de guerra egipcios y
fue sucedido por su hijo mayor, Arnuwanda II, sus otros hijos conservaron los
virreinatos en Karkemish y Alepo.
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