Erzsébet Báthory de Ecsed o Isabel Bathory (1560 – 1614) fue una aristócrata húngara que ha pasado a la historia por ser acusada y condenada de una serie de crímenes ocasionados por su obsesión por la belleza. Se le imputan 650 muertes en total.
La
leyenda afirma que Erzsébet, obsesionada por la belleza, utilizaba la sangre de
las jóvenes sirvientas y pupilas para mantenerse joven ya que a sus 44 años se
acercaba a la ancianidad. Otra versión afirma que Isabel se encontró a una
anciana decrépita por un pueblo y se burló de ella, la anciana la maldijo
afirmando que se vería como ella algún día.
Todo
comenzó en el año 1604, poco tiempo después de la muerte de su marido, una de
sus sirvientas le dio un tirón de pelo mientras la peinaba lo que ocasionó que
recibiera un bofetón de la condesa que la hizo sangrar por la nariz. Cuando la
sangre salpicó a Isabel, vio como desaparecían sus arrugas y su piel se hacía
más tersa. Tras esto, pensó que había encontrado la solución a la vejez y pidió
a sus mayordomos que degollaran a la joven y llenaran un barreño con su sangre
donde la condesa se bañó para recuperar la juventud.
En
años posteriores, empezaron otras torturas como podría ser la de quemar los
genitales de las sirvientas con velas o hierros, también bebía sangre
directamente de las víctimas a través de mordiscos en mejillas, hombros o
pechos.
En
1609 había demasiadas jóvenes que habían desaparecido y/o muerto en causas
misteriosas y desconocidas, pero esto está justificado porque en aquella época
la tasa de mortalidad infantil y juvenil era elevadísima. Había cuerpos ocultos
por todos lados como en silos de grano, el río, el jardín de verduras, etc.
Isabel siguió a lo suyo y decidió tomar a niñas y a adolescentes de buenas
familias para educarlas y que le hicieran compañía, creando una especie de
internado. Una de las víctimas logró escapar antes de que la matasen e informó
a las autoridades religiosas.
Ruinas del castillo de Cachtice donde realizó sus crímenes
Al ser noble, Isabel no podía ser procesada, por lo que fue encerrada en su castillo con puertas y ventanas selladas, solo disponía de una pequeña rendija por donde pasaban la comida. Tras cuatro años de cautiverio apareció muerta.
Emblema de la familia Báthory
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